miércoles, 15 de junio de 2011

Fenómenos Extraños

Como yo lo recuerdo, hace ya unos cuantos años. Cuando todavia estaba viviendo con mis padres, es decir en su casa.

Una de tantas noches en las que me quedaba solo, comenzaron una gran variedad de fenomenos extraños.
El primero y no menos importante sucedio cerca de la media noche. Yo me encontraba en el salon de la casa viendo la television. Como no es raro estaban emitiendo uno de esos programas sonnifero tipicos de la epoca. De forma inocente e inconsciente se me ocurrio decir en voz alta lo siguiente:
¡que rollo, voy a cambiar a canal sur a ver que hay!.

Y antes de que hubiera cogido el mando a distancia la television se cambio no se como a esa misma cadena que yo habia nombrado.

Como es logico los pelos se me pusieron como escarpias, y me levante. tuve la sensacion de que alguien me observaba gire la cabeza y vi como se encendia la luz del pasillo. Con cierta valentia fui a apagar la luz y antes de llegar a hacerlo vi como se caian dos libros desde la estanteria que dificilmente podian moverse ya que estaban sujetos por otros libros que estaban a los lados.

Despues de esto cogi las llaves y sali por patas a casa de mis tios.
No tenia intencion de dormir esa noche en casa.

Las Risas De La Bruja

En el complejo de verano de la playa del Saler en el que hablo en el relato de "Los pasos", ocurrió algo más. La familia de Lorena se hizo amiga de otra familia numerosa, concretamente de dos hermanos: Belén y Miki.
    Belén era de la edad de la hermana mayor, y Miki salía aquel verano con Lorena.
    Aquel verano era el verano en que la prima Merche y el amigo de la familia estaban pasando un mes, y en esta ocasión no había padres que vigilaran los actos de sus hijos.
    Allí estaban Lorena y su hermana mayor (llamémosla Nieves), la prima Merche y el amigo de la familia (llamémosle Jorge), y los hermanos Belén y Miki (nombres también inventados).
    Decidieron jugar a la ouija y como no tenían tablero, Lorena se ofreció a hacer las letras recortando trozos de las tapas de sus libretas y escribiendo las letras con un rotulador gordo.
Se pusieron alrededor de la mesa redonda rociando ésta con unas gotas de aceite para que el vaso se deslizara sin que apenas los dedos llegaran a tocarlo. Todo estaba previsto para poner las cosas fáciles al espíritu que viniera.
    Comenzaron riéndose y bromeando. Entonces Nieves se puso seria y dijo que ya estaba bien.
- Concentrémonos de verdad.
    Todos le hicieron caso. Ya nadie se rió con aquello de "espíritu, si estás ahí, danos una muestra".
A los pocos minutos Miki comenzó a golpear rítmicamente el vaso con su dedo. Estaba totalmente absorto con su mirada fija -aunque parecía perdida- sobre el vaso, y golpeteaba una y otra vez. Levantaba el dedo, lo dejaba caer sobre el vaso, y así repetidas veces.
    Lorena tenía a Miki al lado y le pasó la mano por los ojos. Miki respondió bajando los párpados para no abrirlos durante un buen rato. Pero lo que ocurrió fue más que espeluznante.
    En el mismo momento en que cerró los ojos, su dedó tocó por última vez el vaso, y acto seguido se desmayó sobre la mesa.
    Como pudieron trasladaron su pesado cuerpo al sofá y lo dejaron allí preguntándose qué le ocurría. Entonces se dieron cuenta de dos detalles: Por un lado, de sus ojos cerrados se deslizaban lágrimas, y por otro, de su boca entreabierta se empezaba a escuchar una risa... una malvada risa femenina que parecía propia de una bruja.
    Se asustaron sobremanera y Nieves le pidió ayuda a Merche:
- Tú tienes poderes Merche, haz que despierte, haz algo por favor.
Merche respiró hondo y salió al balcón para concentrarse en soledad. Era verdad, tenía ciertos poderes, no en vano decían que su propia madre era una bruja.
    Mientras tanto Belén miraba nerviosa a su hermano, Jorge y Nieves se miraban y se preguntaban qué era esa risa que salía de su boca, y Lorena, desde los pies de Miki, miraba hacia el balcón rezando para que Merche pudiera sacarlo del trance.
    Merche entró y se dirigió hacia Miki que seguía tendido en el sofá. Le cogió la mano, y con voz grave le dijo:
- Miki, despiértate.
    Fue una orden. Y en un minuto los ojos de Miki estuvieron luchando por abrirse. Cuando al final lo hizo se sentía mareado y extraño.
    Antes de contarle lo sucedido, Lorena le preguntó qué había sentido:
- Tenía frío y calor, todo se puso negro, y no recuerdo nada más.
 
Mientras trataban de tranquilizar a Miki, Lorena se dedicó a desmantelar la mesa. Todas las letras se iban a ir a la basura, pero algo llamó su atención. Una letra había salído perjudicada con el aceite, estaba manchada. Lorena la levantó, era la letra "L". Con estupor comprobó que el aceite había formado lo que desde nuestra infancia consideramos un fantasma, ese que hasta te puedes comer en helado o que aparecen en los dibujos infantiles. El fantasma tenía una especie de boca hacia abajo. Al darle la vuelta a la letra comprobó algo más: por detrás, la boca sonreía. Miki había llorado y había reído... aunque no lo recordara. Las letras mostraban ambos estados de ánimo.
    Curiosamente Lorena no se percató de la relación entre estos dos detalles hasta que alguien, una amiga, lo relacionó y se lo dijo. Lorena cayó en la cuenta y desde entonces la historia le da más terror.
Pero hay una cosa más en esta historia: dicen que al terminar una sesión hay que romper el vaso para que el espíritu se marche de la habitación donde se ha hecho la ouija. Ellos tiraron el vaso desde un tercer piso... y no se rompió

En Los Sótanos

Estaba yo en la Laboral y corría el año 1996 cuando cuatro chavales y yo decidimos pasar de Lengua y dar una vuelta por los sótanos de la Laboral. Entramos por los gimnasios que estaban destrozados que pegaban ya a la Facultad de Veterinaria y empezamos a ver que había una gran oscuridad y que era como un laberinto, al menos sin luz; decidimos que como Enrique era el mayor y el que mejor orientación tenía fuera el primero en ir. Yo iba el segundo porque no me fiaba ya que Enrique era un cabrón y podía hacer la gracia de salir corriendo y dejarnos solos.
Bueno, vamos ya a la historia... en fin, empezamos a andar despacio donde no había luz y mas rápido donde la había ya que sabíamos que había obreros pues conocíamos a algunos y además se oían golpes de martillos o palas. La verdad es que ahora que recuerdo que no habíamos visto a nadie. Bueno, llegamos a las rejas que se veían por el pasaje al alaken II y asustamos a unos que pasaban por ahí. Seguimos hacia delante y nos encontramos las antiguas lavanderías donde encontré las pesas oxidadas; antes habíamos visto la sala de los cables donde habíamos bromeado con que había un ahorcado.
Al volver por ese cuarto Enrique echó a correr, yo lo estaba alcanzando y un brazo me agarró. Todos los de atrás y yo gritamos y Enrique se volvió... vimos a un pavo con un mono naranja que nos paró y dijo que nos esperáramos ahí, que quería contarnos algo. Nos dijo que cuando la Laboral se inauguró por los años sesenta él y unos amigos se fueron por los sótanos y un amigo suyo se cayó por un agujero y nunca lo encontraron y él estaba allí porque decía que se le oía y que lo estaba buscando.
Nos fuimos echando leches de allí, preguntamos por el hombre y nadie lo conocía y no había nadie trabajando allí que tuviera un traje naranja ni con esa descripción. Entramos otras veces pero no lo vimos más.

La Carretera Fantasma

Conocía muchas historias de fantasmas en la carretera. Pero la historia que leí en un periodico me impactó. Hablaba de una carretera fantasma.
Se cuenta que hay una carretera comarcal en Paiporta, cerca de Valencia, dónde ocurren unos sucesos un tanto extraños. Y lo más impactante es que en los ultimos meses mas de 10 personashan muerto allí. Y no se sabe la razón exacta. Nadie se había percatado de esta ciscunstancia ni se le había dado importancia hasta que se ha producido el testimonio del señor Martín. este hombre narra un suceso impactante que ha causado impacto y que ha hecho que se investiguen los hechos.
El Sr. Ruiz vive en un chalet situado en la carretera mencionada. De este hecho deducimos que la conoce a la perfección. Una noche conducía a casa de regreso del trabajo. Iba con mucha precaución ya que en el ambiente reinaba una niebla muy espesa muy poco propia de aquella zona. Nunca había visto una niebla tan densa nunca. Y, de repente, tuvo que dar un frenazo brusco. Se encontró ante un cruce en la carretera, pero un cruce...un camino que no había visto nunca. Él llevaba 10 años viviendo allí, pasando dos o tres veces al día por allí…y nuca había visto ese camino.
Reanudó el trayecto con una sensación de extrañeza enorme, dudaba si realmente había visto un cruce o era sólo su imaginación. Podía haber sido un efecto de la luna en la niebla…pero es que estaba seguro que allí había un camino.
Al día siguiente regresó por el mismo camino, dirección al trabajo, y al pasar por el mismo punto un escalofrío recorrió su cuerpo: no había ningún camino allí. En aquel lugar sólo había un terraplén de 4 metros de altura. En ese momento se dió cuenta que si hubiera cogido el camino habría caído por él y se habría despeñado. Gracias a que conocía el trayecto no lo cogió.
El suceso le había dejado muy confundido y lo comentó a unos amigos suyos al llegar al trabajo. Todos rieron, salvo uno que palideció al instante: Había oído hablar de esa carretera, de la historia de un camino que aparecía subitamente en una noche de niebla densa, pero nunca la creyó. Ahora todo parecía aclararse. Todo era cierto.
Ellos han estado investigando…en esa carretera han muerto más de 10 personas despeñadas…pero lo peor es que no es el único caso en todo el país. Existen muchos accidentes en noches de niebla extrañamente densa …¿será casualidad o será que existen más carreteras fantasmas?

El Hombre Del Maletín

Sandra tenía 15 años. Le encantaban las historias de terror y de fantasmas y se las solía contar a sus amigas del cole por las tardes hasta que se tenían quemarcahr a casa ya casi anocheciendo. Así pasaban muchas tardes. Y siempre antes de volver a casa, las chicas avisaban a Sandra de que si luego no podían dormir "se iba a enterar".
Una tarde, haciendo un trabajo en casa de una amiga, le relató una de sus historias. Era una historia realmente aterradora y la amiga se quedó bastante asustada. Y quería devolverle la moneda. Así que le dijo: "ahora te contaré yo lo que te va a pasar y verás quién pasa miedo. Cuando vayas a casa un señor con un maletín, vestido de negro y con bigote te seguirá para matarte."
Sandra rió, pero al regresar la historia rondaba por su cabeza y andó con una psicosis total. Aunque lo que realmente podía asustarle era un hombre con un maletín, vestido de negro y con bigote, y de esos no hubo ninguno en todo el camino. Llegó a casa y comprobó que no funcionaba el ascensor. Tuvo que subir ocho pisos a pie. Y lo peor fue cuando su madre le dijo que bajara la basura:
"¡Jo, que no va el ascensor!" Se quejó inútilmente.
Resignada cogió la bolsa de basura y comenzó a bajar despreocupada... pero a mitad de camino las piernas se le aflojaron y casi perdió el equilibrio. Frente a la puerta de una casa, esperando el ascensor, había un señor trajeado de negro, con bigote y un maletín.Con los nervios a flor de piel, casi a punto de gritar, corrió escaleras abajo sin pararse a pensar si el hombre le seguía.
¡Qué aterradoras pueden ser las casualidades! ¿O fue una visión de Lucía? ¡Quién sabe..!

La Figura Negra

¡Me encanta el verano! Siempre voy al pueblo de mi padre y me junto con otros chavales que tampoco viven allí pero que vuelven todos los años. Pasamos los días en la piscina y las noches bebiendo y riendo. Solemos estar bebiendo y fumando todos los amigos en un claro que hay en un pinar cerca del pueblo. Mi padre me dice que no entremos allí..que no es un sitio adecuado para estar de noche...pero chulísimo, se está muy agusto, y además nunca hay nadie. No entiendía porque me daba esa advertencia hasta que una noche sucedió algo que nunca podré olvidar.

Estabamos allí de risas y hablando de nuestras cosas hasta que en un momento de la noche una amiga, Silvia, empezó a ponerse blanca. Gritaba temblando que en la oscuridad, entre los pinos, había alguién o algo...estaba quieto mirándola muy fijamente...Todos comenzamos a reir bromeando y le dijimos que dejara de beber. Ella no salía de su temor...ya no veía la figura pero estaba segura que no se la había imaginado.  Varios nos ofrecimos a ir hasta el sitio para que se convenciera de que no había nada ni nadie.

Tras la comprobación a Silvia se le pasó el susto. Todos seguimos riendo y charlando cuando esta vez fui yo el que se sentía observado por alguién. Esa hombre...pálido mirándome fijamente...¡¡ERA VERDAD!!. Me entró tal desesperación que comencé a gritar. Silvia lo volvió a ver y también gritaba. Nadie entendía nada pero nos pedían que parasemos...la broma se estaba haciendo pesada. Nosotros insistíamos: "no es una broma. ¿Acáso no le veís?" Nadie le veía...había vuelto a desvanecerse.

Algunos fueron a mirar otra vez...¡nada! Seguimos allí pero yo ya no estaba nada agusto...de repente Raúl gritó un fuerte "Dios, ¿Qué es eso?" de una forma agónica, se levantó y empezó a correr hacía el pueblo...todos le imitamos. No tuve tiempo de girarme y mirar, pero sé lo que vio. Esa figura de mirada pálida penetrándote...

Nunca más volvimos allí...nadie de nosotros se ha atrevido nunca a comentarlo...pero estoy seguro que no somos los únicos que lo hemos visto. Ya sé porque mi padre me decía que no entraramos allí...y porque nunca me decía la razón. Él, al igual que yo, no quiere nombrarlo nunca más.

El Fantasma de Veronica

ENunca debes ponerte frente al espejo y repetir nueve veces seguidas el nombre de Verónica. Sé que quizás hayas oído esta historia...Quizás pienses que es mentira y no me creas...está bien, no pasa nada, pero por favor NO TE BURLES DE ELLA ya que puede caer sobre ti una maldición terrible. 

Veronica era una chica de 14 años que haciendo espiritismo en una casa abandonada no siguió las reglas de los fantasmas, se burló durante toda la invocación y una silla que había en la habitación cobró vida y la golpeó mortalmente en la cabeza. Pero la venganza de los espíritus no acabó aquí: Verónica aun no descansa en paz. Su espíritu está condenado eternamente y ahora es ella la que quiere vengarse de todo aquel que no sabe respetar el Mas Allá.

María era una chica que conoció la leyenda en su universidad. Ella era mayorcita para creer en esas estupideces, pensaba ella y se reía. Sus amigos la picaron, ya que si no tan valiente que era no tendría problemas en hacerlo. Fue a un baño, acompañada de una compañera y lo hizo. No pasó nada y el grupo, entre risas, lo olvidó enseguida.

Pero María no pudo olvidarlo. Al hacerlo sintió un escalofrío indesscriptible...y su pesadilla comenzó esa misma noche. Tumbada en la cama, despertó por un sonido raro. Era un susurro indescifrable que oía cerca de la nuca. Además sentía como si alguien respirara en su cuello. Asustada, se levantó y encendió la luz. Nada había a su lado. Pero no pudo dormir en toda la noche.

Al día siguiente, no se atrevió a contárselo a nadie de la universidad aunque aún seguía aterrorizada por lo que le había sucedido la noche anterior. En mitad de la clase tuvo que salir al servicio. Cuando entró al baño, hacía mucho frío y una capa de vaho cubría el espejo. María lo limpió con la mano y vió horrorizada que tras ella había una chica con una expresión de odio y sangre en la cabeza. Cuando se volvió a mirar, ya no había nadie. Rió nerviosamente, pensando que todo era fruto de su imaginación, los nervios y el cansancio. Sin embargo, al volverse hacia el espejo vió algo que la dejo blanca. En el vaho había frase escrita: "No debiste invitarme a volver".

María no pudo soportarlo. Encerrada en un manicomio, sólo decía que el fantasma de Verónica la seguía atormentando. No pudo soportarlo y acabó suicidándose.

Yo lo pensaría dos veces antes de meterme con el Más Allá